La dura realidad de jugar contra el Atlético
El mejor elogio que pudieron hacerle los colchoneros al Athletic fue la forma de encarar el partido, se lo tomaron como si enfrente hubiera un rival directo en el largo plazo
Que el Atlético lleva a sus rivales al límite de la desesperación no resulta novedoso. Lo viene haciendo una década y los contrarios continúan cayendo en la trampa. ¿El motivo? Porque es un equipazo en el que existe un gran trabajo de fondo. Los colchoneros ponen a prueba los nervios de cualquiera que tengan enfrente, estén en el terreno de juego, en la grada o viéndolo por la televisión. Por ahí empiezan a ganar el encuentro, ese filo lo dominan como nadie.
En San Mamés ganó el mejor equipo, el más completo. No hay más. El Athletic estuvo cerca, pero no le dio para arañar punto alguno. Fue el Atlético de las grandes ocasiones. Con taco largo y una camiseta ciertamente hortera. El mejor elogio que le pudo hacer a la escuadra bilbaína es la forma con la que encaró el choque. Se lo tomó en serio como si los leones fuesen un rival directo en su carrera a largo plazo. La clasificación así lo decía. Los de Valverde estaban por delante. Ahora ya no. Fue una versión granítica la del Atlético a nivel de concentración, de posicionamiento, de coberturas, de repliegues… Un clínic sobre cómo debe defender un equipo. Y con calidad para salir con la pelota. Que De Paul y Kondogbia se merendaron al centro del campo local y tuvieron tiempo para manejar el cuero. Son dos bichos.
Reinildo secó a Nico Williams en San Mamés FOTO: ATHLETIC CLUB |
El marcador solo reflejó un gol de diferencia entre Athletic
y Atlético, sin embargo las distancias entre ambos son considerables. Aunque la
verdad es que en el verde no fueron tales y si los bilbaínos hubiesen empatado
nadie podría decir que fuese injusto. Los madrileños únicamente dispararon una
vez entre palos: el gol de Griezmann. Esto tampoco significa que su victoria no
fuera justa. A veces no es necesario que un equipo te acribille a oportunidades para
exponer su superioridad. Lo de San Mamés fue más de poso, de muchos años
jugando este mismo compromiso y de manejar las marchas del mismo con toda naturalidad.
La tropa de Simeone ganó casi todos los micro partidos que se dieron en la
noche del sábado y fruto de ello fue el 0-1 final.
Gran parte de esos sentimientos que despierta el Atlético en
sus rivales nacen desde su banquillo. Es sencillo tenerle inquina a Simeone por
su manera de actuar en la banda. Y sobre todo en San Mamés, los antecedentes le
delatan. El muslo de Julen Guerrero lo corrobora. Pero esto no quita para que
sea uno de los mejores entrenadores del mundo. Con un fútbol tan poco vistoso
como efectivo, ahí está la trayectoria de los colchoneros con el Cholo a los
mandos. A ojos de otros aficionados, los encuentros del Atlético se hacen bola.
Pero nada importa para los hinchas del Metropolitano.
Fue una dura muestra de realidad para el Athletic. Es lo que tiene querer aspirar a metas altas, te debes retar en duelo contra las escuadras más potentes del panorama liguero. Esta vez salió cruz y seguro que los de Valverde se llevaron varias lecciones por el camino. No pudieron hilvanar su fútbol en el centro del campo. El Atlético opacó a Muniain y a Sancet. Repitió la fórmula empleada por el Sevilla siete días atrás, pero los de Simeone sí tuvieron la capacidad para prolongarlo durante los noventa minutos. Tampoco pudieron correr los leones. La única opción fue a los tres minutos cuando Iñaki lanzó a su hermano. A partir de ese momento Reinildo empezó a imponer su tiranía. Nadie pudo con él.
El Athletic solo inquietó a Atlético en los minutos finales FOTO: ATHLETIC CLUB |
Los 48.391 espectadores que estaban en San Mamés sabían que tras el 0-1 se iba a jugar entre poco y nada en el segundo tiempo. Así fue. El
Atlético cortó el ritmo. Lo hizo cuando la pelota estuvo en juego y cuando no,
también. Oblak es el mejor ejemplo. A Figueroa Vázquez no le importó demasiado
que le tomara el pelo. A todo hincha le gustaría que su equipo durmiera un
encuentro como lo hicieron los colchoneros. ¿Perdieron tiempo? Sí, también lo
añadió después el colegiado. Aquí sí estuvo bien.
El Athletic solo se ha podido llevar un punto a la boca en
las dos citas iniciales de su cuesta de octubre. No es para darse de cabezazos
ni para lamentarse, ni siquiera para pensar que la historia se volverá a
repetir y que los rojiblancos se quedarán de nuevo a las puertas de Europa. Las
sensaciones continúan siendo positivas, con aspectos claros a los que Valverde
debe hallar una solución para no tropezar en la misma piedra. Si el Athletic
hace los deberes frente a los conjuntos de la parte media-baja de la tabla,
todo lo que sume contra los clubes más fuertes serán puntos extra. No está
ahora el cuadro bilbaíno para pelear por los puestos de Champions, le queda
bastante. Lo que no quiere decir que no lo pueda hacer con el desarrollo de la
campaña. Paso a paso.
Comentarios
Publicar un comentario