Cuidado con la Copa que la carga el diablo

El Athletic le tiene tomada la medida al torneo del KO: ha superado todas las eliminatorias a partido único desde el cambio de formato en la temporada 2019-20 

Prohibido tropezar en Alzira. Si el Athletic quiere ilusionarse con la Copa no tiene permitido bajar la guardia antes de marcharse al parón. La cuarta posición liguera y las futuras vacaciones no pueden ser un elemento de distracción. Toca poner la guinda para irse de asueto con la totalidad de los deberes completados. Valverde lanzó ayer un aviso a navegantes: “Los que piensen que este partido es fácil es que no han jugado nunca un partido de estos… ni lo van a jugar. Y desde luego no se han sentado en esta silla ni se van a sentar. El partido de mañana te puede fastidiar media temporada. A partir afrontarlo sabiendo que lo puedes perder, es cuando empiezas a ganarlo”.

El Alzira le pondrá todo el énfasis del mundo y contará con el aliento de un Luis Suñer Picó que registrará una excepcional entrada, pero no deja de ser una escuadra de Segunda RFEF que además ocupa plazas de descenso en el grupo III. Solo ha saboreado dos victorias en diez jornadas, aunque alcanzó la final de la Copa Federación. El sueño se le esfumó en la prórroga frente al Arenteiro en su propio estadio. El Athletic es muy favorito, eso sí, nadie está libre de pecado. Ya sabemos que esta competición la carga el diablo. La parte positiva es que los leones acostumbran a tomarse muy en serio la Copa en los últimos años, especialmente desde el cambio de formato en la 2019-20.

Athletic: Cuidado con la Copa que la carga el diablo
Nico Williams hizo sus primeros goles como león frente al Mancha Real FOTO: ATHLETIC CLUB

Ha superado todas las eliminatorias a partido único celebradas desde entonces. Solo perdió las finales contra Real Sociedad y Barcelona y cayó en las semis del pasado curso, a doble partido, frente al Valencia. Cierto es que la única vez que arrancó el torneo del KO desde el inicio fue precisamente en la campaña 19-20. En los dos siguientes, el cuadro rojiblanco se incorporó en dieciseisavos debido a su presencia en la Supercopa. Intercity, Sestao River, los agónicos penaltis de Elche y Tenerife y el gol in extremis de Williams frente al Barcelona. Luego las remontadas ante Ibiza y Alcoyano, la agonía y más penaltis frente al Betis. Y en el ejercicio anterior: el Mancha Real y el poder de San Mamés para tumbar a Barça y Madrid.

Pleno de once triunfos en esta clase de confrontaciones. Lo que no quiere decir que no pueda llegar un susto porque los tropiezos en la Copa se encuentran a la orden del día. Por eso ha ganado en emoción la competición. Además del Athletic, solo Barcelona, Real Sociedad, Valencia y Espanyol han esquivado el KO a lo largo de estos tres años en sus duelos ante conjuntos de inferior categoría. Ni siquiera el Real Madrid, que se vio sorprendido por el Alcoyano en la 20-21. El Atlético, de hecho, se ha ido a la calle en dos ocasiones: Cultural Leonesa y Cornellà ejercieron de verdugos. Y más de lo mismo el Villarreal. En su defecto cabe decir que fue ante dos equipos de Segunda: Mirandés y Sporting.

Pero hay sospechosos habituales que tienden a tropezar más de una vez en la misma piedra. El Celta, el Getafe y el Alavés siempre han caído en estas tres ediciones en cruces ante rivales de categorías más bajas. Los vigueses claudicaron ante Mirandés, Ibiza y Atlético Baleares. La escuadra azulona lo hizo contra Badalona, Córdoba y se llevó un 5-0 del Atlético Baleares. Los albiazules, militando en Primera, perdieron con Jaén, Almería (encajando también un 5-0) y Linares. Esta primera eliminatoria en curso suele ser tranquila. Ningún integrante de la máxima categoría se ha ido fuera en las dos últimas campañas. El único que tiene el dudoso honor de haberse despedido a las primeras de cambio desde la entrada del nuevo formato fue precisamente el Alavés en su visita a Jaén en la 19-20.

Cuidado con la Copa que la carga el diablo
Muniain, durante el Sestao River-Athletic de la temporada 2019-20 FOTO: ATHLETIC CLUB

La Copa mola, sí, sin embargo cuenta con aspectos a mejorar. Por ejemplo que los más modestos no puedan jugar en sus respectivos feudos por ciertas exigencias de la organización. El asunto es que sí pueden hacerlo en la fase previa, pero no cuando llegan los peces gordos. El Almazán-Atlético se ha ido a Los Pajaritos; el Rincón-Espanyol, a La Rosaleda; el Cazalegas-Real Sociedad, a El Prado; el L’Alcora-Elche, a la Ciudad Deportiva del Villarreal… El Dinamo San Juan, sin ir más lejos, hubiera tenido que pedir asilo por un día en San Mamés o Lasesarre. Y ojo que a veces los pequeños no tuercen el gesto, puesto que los ingresos por taquilla son más elevados llevando los encuentros a escenarios más imponentes.

Al igual que no es comprensible que no se retransmitan ciertos envites con clubes de Segunda en liza... en los tiempos que corren. No es normal que el partido del Alavés en Lleida no tenga televisión en directo. El VAR tampoco entra a estas alturas del torneo. La misma edición de la Copa se juega con dos reglamentos distintos. Y el Athletic se benefició de ello en el recordado penalti de Herrerín en Elche en el que se adelantó medio metro. Cosas del fútbol moderno.

Estaría bien que hubiera un sorteo puro desde el principio y que toque el que tenga que tocar. Sin ventaja de campo para el equipo de inferior categoría. Luego que se repartan la taquilla y listo. Si sale un Athletic-Alzira en San Mamés, pues es lo que hay. Que a algunos futbolistas de divisiones más bajas también les hace ilusión actuar en los principales estadios de la Liga. Si no quieren implementar esto porque a los grandes no les hace gracia, hay ciertos elementos correctores en las copas de algunos países, como Alemania. Si hay dos o más categorías de diferencia entre los equipos, el compromiso se  celebra en el de división más de baja. Si pertenecen a la misma o solo hay una categoría entre ellos, lo que dictamine el sorteo. La Copa mola mucho más que antes, pero se puede seguir mejorando.

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