Argentina le mira a los ojos al fracaso y suelta una sonrisa
La Albiceleste camina como un funambulista por Qatar, esquivó el KO ante Países Bajos en los penaltis después de verse ganadora faltando un cuarto de hora
Dicen que los triunfos se saborean más si son emocionantes. Es una verdad catedralicia, pero seguro que los argentinos creerán que no es necesario llegar al punto del infarto. Porque su selección camina como un funambulista por el Mundial. Se asomó al precipicio ante Arabia, se agarrotó contra México y atisbó la prórroga frente a Australia. La esquivó, sin embargo ese fantasma del pasado volvió a llamar a su puerta en cuartos. Del 2-0 en el minuto 82 al empate de Países Bajos en el 101. Un tobogán de sufrimiento. En los penaltis la moneda salió cara para los de Scaloni, como en las semifinales de 2014. Ya es la selección que más tandas ha ganado en la historia de los Mundiales.
La libreta de Van Gaal estuvo a un paso de obrar el milagro. Dio una lección de lo que hay que hacer cuando no te salen las cosas. No le había hecho ni cosquillas a Argentina y en el último cuarto de hora dio un giro de 180º. Si no te gustan mis principios, tengo otros. Algo que choca con ese lema de muchos entrenadores de ‘yo moriré con mis ideas’ que, a mí, me resulta un poco pobre. Las alternativas son imprescindibles y metió en el área contraria a toda su artillería: Luuk de Jong, Weghorst, sumó a Van Dijk… Había más altura en ese ataque que en todo Países Bajos.
Entre el Dibu Martínez y Messi condujeron a Argentina a las semifinales FOTO: FIFA |
Fue una lluvia de centros laterales. El gigantón Weghorst,
de 1,97 metros, recortó con un cabezazo extraordinario a servicio de Berghuis.
Un zambombazo posterior del propio Berghuis heló el corazón de los
argentinos que eran mayoría absoluta en Lusail, como si jugasen en Buenos
Aires. Se habrá quedado fuera la ‘Oranje’, pero el 2-2 entra directo
al libro gordo de historias de la Copa del Mundo. Minuto 100. Falta en
la frontal. ¿Qué hacen? La saca Koopmeiners rasa hacia Weghorst,
que la pincha en la frontal del área chica, se revuelve y marca. Cuando todo el
mundo hubiera buscado un lanzamiento directo a portería, Van Gaal
exprimió su pizarra. Puede resultar de locos, sin embargo no es la primera vez
que el delantero hace esta pillería. También le salió hace un par de temporadas
con el Wolfsburg. Un adelantado a su tiempo.
A punto estuvo de amargar el final idílico que busca Messi.
Al 10 le brillan los ojos. Ninguno de sus encuentros en Qatar está en el
‘top 20’ de su carrera, aunque siempre pone justo lo que necesita el equipo. Ya
se encuentra a dos partidos de igualar al mito Maradona. Quizá esté peor
rodeado si comparamos a esta Argentina con otras de los últimos años, pero
sí da la sensación de que esta Albiceleste es perfectamente consciente de lo
que es. Sabe cuáles son sus debilidades. Una cosa no varía. Messi es
el Alfa y la Omega de este conjunto, todos le buscan.
Cómo para no buscarle viendo el primer gol. Conduce la pelota mirando al frente y, sin mover la mirada, sabe que a su espalda se encuentra Nahuel Molina tirando una diagonal. A sus cuatro y media en punto. Escucha sus pisadas, mide el tiempo y le filtra un pase milimétrico para que el del Atlético estrene el marcador. Messi no tiene sentidos, cuenta con un sónar incorporado como los barcos. Con el de Rosario al frente del Titanic, ese iceberg lo hubieran librado 10 millas antes de llegar a él. Tampoco perdonó en el penalti cometido por un ingenuo Dumfries sobre Acuña. Era el 73’, los de Scaloni mandaban por dos goles y Países Bajos ni se había acercado al área. Parecía un billete plácido para las semifinales. Error. En una Copa del Mundo nunca hay que dar por muerto a nadie antes de tiempo.
Instante del gol de Weghorst que mandó el encuentro a la prórroga FOTO: FIFA |
El choque también tuvo altas dosis del ingrediente ‘Mateu
Lahoz’. La crispación se palpaba y Toño no ayudó a calmar los
ánimos. Increíble que terminaran once contra once. Consideró que un pelotazo de
Paredes contra el banquillo ‘oranje’ solo era amarilla. Al final
unos y otros se le subieron a la chepa y se le acumularon las tanganas.
La prórroga, a priori, era un contraste de inercias. Con Argentina
que se veía ganadora y con el peso de la historia amenazando de nuevo a Messi.
Países Bajos, que lo tuvo perdido, estaba infundiendo terror en cada
balón al área sudamericana. Sin embargo, en ese tiempo extra hubo poco juego y
bastantes nervios. Solo se soltó Argentina a raíz de la entrada de Di
María con la que Scaloni rompió su defensa de tres centrales. En un
visto y no visto acumuló dos oportunidades de Lautaro y otro par de Enzo,
quien incluso estrelló el cuero contra la cepa del poste. Argentina le
miró a los ojos al fracaso y esbozó una sonrisa. No tendrá los mejores
jugadores, pero sí un bloque fiable que compite a la perfección. Ahora le
espera Croacia. Imposible no alegrarse por Modric y compañía,
pero han privado al mundo de un Argentina-Brasil en las semifinales de
una Copa del Mundo. Una pena, aunque aquí solo llegan los que se lo
merecen.
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