La sencillez de Modric se impone al ‘jogo bonito’ de Neymar

La Croacia de las vidas infinitas se apoya en la calidad superlativa de uno de los mejores centrocampistas de todos los tiempos para mandar a casa a Brasil 

Cómo necesitaba el Mundial algo así para darle vida. Uno de los partidos del torneo, no por la calidad del mismo, como acostumbra a suceder en estos casos, sino por la terrible emoción culminada con la guinda de un bombazo histórico. A la calle Brasil, adelante Croacia. La sexta estrella deberá esperar, se acabó el baile de la súper favorita. Un encuentro que bien pudo prescindir de sus primeros 90 minutos y centrarse en la prórroga y los penaltis. De locura, para guardar.

Una sorpresa que llega cuando nadie la esperaba. No porque no fueran capaces los balcánicos, que compitieron a las mil maravillas, pero sí por verse casi en la lona en el tiempo extra ante una Brasil que si por algo destaca es por su firmeza defensiva. Nadie se lo merece más que esta Croacia de Modric. Qué pedazo de centrocampista, uno de los mejores de todos los tiempos. Y menudo bloque el que ha confirmado Zlatko Dalic. Lleva grabada la palabra ‘resiliencia’ en el escudo. Alcanzó la final en 2018 con dos tandas de penaltis y una prórroga. De la Eurocopa solo salió en el tiempo extra contra España después de igualar un 3-1 adverso en el minuto 85. Ahora lleva dos tandas encadenadas, atropello mediante a Brasil.

La sencillez de Modric se impone al ‘jogo bonito’ de Neymar
Saludo de Modric y Casemiro, que fueron compañeros en el Real Madrid FOTO: FIFA

Que sí, que la Canarinha acumuló ocasiones de sobra como para haber estado en semifinales. Pero los porteros también cuentan y Livakovic, que juega en el Dinamo de Zagreb, fue una mezcla de Yashin, Iribar, Zoff, Van der Sar y David Barrufet. La resistencia pareció tocar a su fin con el tanto de Neymar, sin embargo a Croacia hay que ajusticiarla con cinco o seis tiros a quemarropa cuando yace en el suelo porque hay que asegurarse bien de que está muerta. De lo contrario se levanta y te roba la ilusión. Es como el malo en cualquier película de súper héroes, siempre vuelve. Mientras Brasil prolongaba la fiesta a base de bailes y se veía en la semifinal del martes, apareció Petkovic, delantero del Dinamo de Zagreb, para darle una vida extra a los suyos. ¿Conclusión? El Dinamo de Zagreb se cargó a la pentacampeona del mundo. Don Mundial.

La epopeya croata eclipsó la obra de arte de Neymar. Será uno de los tantos de la competición a pesar del KO. Bajó a la base de la jugada para reclamar la pelota en el descuento del primer acto de la prórroga. Cuando otros se preparaban para tomar un respiro, el 10 jugó una bala. Tiró por la calle del medio proponiéndole una pared con Rodrygo, otra a Danilo, se quedó delante de Livakovic y, como era imposible superarle visto lo visto, decidió tumbarle. Un escándalo cuya trascendencia se evaporó en diez minutos. Parece mentira que Croacia cazara a Brasil en una contra, pero lo hizo. Y todo tuvo su génesis en Modric, que esquivó la presión de Casemiro siendo escurridizo como el gato que se coló en la rueda de prensa de los sudamericanos. Orsic corrió por la izquierda, Petkovic conectó el disparo y Marquinhos desvió lo justo para despistar a Alisson. El único entre palos de los balcánicos.

La sencillez de Modric se impone al ‘jogo bonito’ de Neymar
Livakovic volvió a ser el héroe croata bajo palos con sus paradas ante Brasil FOTO: FIFA

Todo lo anterior no es que fuera vital, pero sí sirvió de desgaste para afrontar los minutos decisivos. Una primera parte seria de Croacia, que no dejó pensar en zonas intermedias a Brasil ni tampoco correr. Con Juranovic en plan correcaminos por la banda derecha y con el tridente formado por Modric, Brozovic y Kovacic anulando cualquier atisbo de samba. Luego Livakovic fue un muro en el segundo periodo. Lo paró todo: a su compañero Gvardiol, dos a Neymar, una a Paquetá… hasta otra a Casemiro después del 1-1. En los penaltis no le hizo falta parar tres como frente a Japón, con el primero a Rodrygo ya le bastó para minar la moral brasileña.

Livakovic aparecerá en todas las fotos, evidentemente, pero sería injusto no reparar en Gvardiol, que va directo al equipo ideal del Mundial, y en un Lovren que vuelve por sus fueros. Y, por encima de todos, Luka Modric. Siempre en pie. No fue relevado como en octavos, era una ocasión especial. Pudo haber sido su último partido con la camiseta de Croacia. Ahora tendrá dos más para despedirse. Quizá por todo lo alto. Se lo merece. Hace fácil lo más difícil porque es un tipo sencillo, con cara de no haber roto nunca un plato. Su sencillez pesó más que el ‘jogo bonito’ de Neymar y compañía. Brasil tendrá que seguir esperando para enfundarse su sexta estrella, no lo gana desde hace 20 años. Croacia luchará por la primera. Lo suyo con la Copa del Mundo es un amor platónico. En seis ediciones ha tomado parte y en tres ha alcanzado las semifinales.

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