Las primeras veces no son felices

Solo 4 de las 15 selecciones debutantes en un Mundial en el presente siglo han logrado pasar a octavos 

No, las primeras veces no son felices. Rara vez se disfrutan. Claro que hay excepciones… las que confirman la regla. Toda selección que debuta en el Mundial levanta la cabeza en los estadios y mira ensimismada cómo es el centro de atención del planeta por unos minutos. Sus aventuras son transmitidas como relatos epopéyicos. Se idealizan sus participaciones por esa atracción hacia lo desconocido, apetece seguir las evoluciones de países que no has visto en tu vida que están formados por futbolistas que ni conoces y que militan en ligas menores. Por poco que hagan, ya te sacan una sonrisa. El listón está bajo y todo se le acepta. Pero la realidad es que los debuts en las Copas del Mundo son duros.

Un torneo en el que reina la tiranía de las más potentes. Solo hay que ver la lista de semifinalistas de sus últimas diez ediciones, desde 1982. Lo más sorprendente es ver a Polonia (en 1982), a Suecia y a Bulgaria (en 1994) o a Turquía y Corea del Sur (2002). Ni hablar ya de las novatas. Esas rondas son coto privado. En el presente Mundial solo hay un debutante: Qatar. Su dinero le ha costado. Tampoco parece que vaya a entrar en la lista como revelación del campeonato. Otra derrota hoy frente a Senegal le dejaría virtualmente eliminada. Incluso podría ser matemático dependiendo de lo que acontezca luego en el Países Bajos-Ecuador.

Las primeras veces no son felices
Ucrania alcanzó los cuartos de final en su primera y única participación en un Mundial FOTO: FIFA

En el siglo en curso, solo 4 de las 15 selecciones debutantes han logrado pasar a octavos.  Únicamente dos superaron la barrera y se plantaron en cuartos. Senegal en 2002 y Ucrania en 2006. Lo de los europeos es curioso. Un habitual en las Eurocopas, pero los billetes para el Mundial se le resisten. La de Alemania fue su única participación en una Copa del Mundo desde que es país independiente. Un ‘one hit wonder’ de manual. Cedieron ante la futura campeona: Italia. Lo de Senegal es más recordado, con su heroico triunfo en la inauguración contra Francia. Dejaron por el camino a los galos y a Uruguay en la fase de grupos, a Suecia en las eliminatorias e hincaron la rodilla ante Turquía por un gol de oro.

Ghana y Eslovaquia, por su parte, se despidieron en octavos en su primera incursión en el mayor torneo de selecciones del globo. Brasil fue el verdugo de los africanos en 2006 y Países Bajos apeó a los europeos en 2010. Eso sí, Eslovaquia puede presumir de lograr el pase tumbando en la tercera jornada de la ronda grupal a una Italia que era la vigente campeona y que se despidió allí mismo.

Bosnia e Islandia despertaron una gran expectación en los últimos años. Llegaban con bloques prometedores y eran candidatos a dar más de un disgusto, sin embargo no accedieron a octavos. Bosnia compitió muy dignamente en Brasil 2014, pero se quedó fuera tras perder sus dos compromisos iniciales con Argentina y Nigeria. Algo similar le sucedió a Islandia, que venía de asombrar al viejo continente alcanzando los cuartos de la Eurocopa en 2016. Solo sumó un punto en un grupo prácticamente idéntico al de Bosnia, pero vio cerca el pase de ronda. Los nórdicos debutaron con un valioso empate con Argentina, aunque luego cayeron contra Nigeria. Con 1-1 en el minuto 90 de la tercera fecha ante una clasificada Croacia, se lanzaron con todo a por el tanto que les llevase a octavos, pero Islandia se encontró con una diana de Perisic que les bajó a la realidad.

Las primeras veces no son felices
El jeque de Kuwait bajó al césped en España 82 y pidió a sus jugadores que se fueran FOTO: EFE

Retrocediendo mucho las manecillas del reloj sí nos encontramos a una debutante feliz: Croacia en 1998. Fue segunda en un grupo con los igualmente novatos Jamaica y Japón. Argentina no dio opción a réplica. Los balcánicos se cargaron primero a Rumanía y luego a Alemania, hasta que se toparon con Thuram en semifinales. Se consolaron ganando a Países Bajos en la lucha por la tercera plaza. También tuvieron impacto Nigeria y Arabia en 1994. Los dos se plantaron en octavos. Los africanos fueron primeros compartiendo andanzas con la Argentina de Maradona y los saudíes acabaron segundos en un grupo con Bélgica y Países Bajos. Resulta curioso que Dinamarca tuviera que esperar hasta 1986 para alcanzar un Mundial. Pasó a octavos primera, por delante de Alemania y Uruguay, pero fue fulminada por Butragueño en Querétaro.

La década de los 70 y de los 80 no fue una época muy propicia para estrenarse en los Mundiales, al menos a nivel de resultados. Se dieron irrupciones destacables, aunque sin el premio de superar una ronda. Túnez logró en 1978, ante México, la primera victoria de un combinado africano en una Copa del Mundo. Argelia fue más allá en su debut en 1982 y, de buenas a primeras, derrotó a Alemania. Solo un apaño entre los germanos y Austria impidió que progresara a la siguiente fase.

Otros novatos han quedado en el recuerdo por momentos icónicos. Por ejemplo cuando un futbolista de Zaire que estaba esperando el saque de una falta de Brasil se lanzó a golpear la pelota. Se llamaba Mwepu Ilunga. Se extendió que era por desconocimiento de las reglas, pero el protagonista reconoció años más tarde que lo hizo a propósito en busca de la expulsión, como protesta por las presiones sufridas por el régimen de su país. El colegiado solo le mostró la amarilla. También dio la vuelta al mundo la imagen del jeque de Kuwait, Al-Sabah, ordenando a los jugadores de su selección que se retiraran del césped de Zorrilla en 1982 como protesta ante un gol de Francia. El encuentro estuvo detenido diez minutos hasta que se anuló el tanto de Giresse. No parece que se vaya a repetir la escena en Qatar. No creo, ¿no?

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