La mentira de que de los subcampeones no se acuerda nadie

Rensenbrink pudo cambiar la historia de los Países Bajos con su balón al palo en la final del 78 ante Argentina, pero no entró y fue la segunda vez seguida en la que la ‘Naranja Mecánica’ se quedó a las puertas 

De los subcampeones no se acuerda nadie. Mentira y gorda. Otro asunto es que nadie busca ser recordado por una derrota, pero hay equipos sin título que han pasado a la historia. Cayendo en finales, semis o cuartos. Que pregunten a algún futbolero si conoce a la ‘Naranja Mecánica’, que ganó la Eurocopa de 1988, aunque cuenta con el reconocimiento a nivel mundial por el fútbol llevado a cabo en los 70. ¿Perdió dos de los encuentros más importantes de su vida? Sí, pero es probable que ese estilo nos llevara al fútbol que conocemos hoy en día. Se puede jugar bien y perder. Al igual que puedes creer que estás jugando bien y en realidad no.

No te acordarás del subcampeón si únicamente te importa el que se sube a lo más alto del podio. Pero en el fútbol, y en el deporte en general, solo gana uno y desechar al resto por no hacerlo es ruin. Como si a Messi le deslucieran su carrera por no tener en su palmarés un Mundial. Países Bajos vuelve a la carga a por su anhelado trofeo. Tiene el dudoso honor de ser la selección que más veces ha pisado una final sin haberla ganado: 1974, 1978 y 2010. Argentina lloró en cuatro ocasiones y Alemania en tres, sin embargo las dos lucen estrellas en el pecho.

Precisamente la Albiceleste será su oponente en el duelo estelar de los cuartos en Qatar. Enemigos íntimos, sus historias caminan de la mano. Será su sexto enfrentamiento en la competición, aunque no llegará a ser el partido más repetido en la historia de los Mundiales. Esa marca les corresponde al Argentina-Alemania y al Brasil-Suecia, que se han cruzado en siete ocasiones. Para más inri, el primero se ha dado en tres finales: 1986, 1990 y 2014. De los cinco duelos previos entre Países Bajos y Argentina, claramente el más recordado es el que jugaron en Buenos Aires en 1978, con las dos selecciones en busca de su primer entorchado.

La mentira de que de los subcampeones no se acuerda nadie
Este tiro de Rensenbrink que acabó en el palo pudo darle el Mundial del 78 a Países Bajos

Eran dos equipazos: Fillol, Krol, Passarella, Neeskens, Ardiles, los Van der Kerkhof, Bertoni, Rensenbrink, Kempes… Cierto es que Argentina había llegado de manera sospechosa después de golear 6-0 a Perú y adelantar a Brasil en la segunda liguilla merced al average general. La sombra de lo que sucedió en el vestuario andino con Videla aún no se ha disipado. La ‘Oranje’ también sufrió para llegar hasta ese punto, de inicio acusó la baja de un Johan Cruyff que declinó acudir a Argentina por motivos personales. Países Bajos solo ganó a Irán en la primera fase, firmó tablas con Perú y perdió con Escocia. Eso sí, pasó como segunda de grupo dejando fuera a los británicos por su mejor diferencia de goles. Los de Ernst Happel fueron a más y se pusieron las pilas en la segunda ronda. Pasaron por encima de Austria, igualaron con Alemania y tumbaron a Italia para sellar su presencia en el Monumental.

Fue una primera parte con ocasiones a diestro y siniestro para cada bando. El único que acertó fue Kempes mientras Fillol salvaba a los dirigidos por Menotti. Países Bajos se fue apagando en el segundo tiempo, solo se reactivó con la entrada de un delantero tanque como Nanninga, quien llevó el empate al marcador con un cabezazo inapelable. Quedaban diez minutos por delante y todos los miedos se le vinieron de golpe a Argentina. La respiración se cortó en el Monumental en el 90. Balón largo, desajuste entre la defensa y Fillol, Rensenbrink metió la pierna… y el esférico se fue a la madera. Ahí pudo cambiar la historia de los Países Bajos. No entró y se marcharon a la prórroga. El corazón del país volvía a latir.

En Argentina había temor por una capacidad física europea en el tiempo extra que marcaba diferencias en la época. Quizá por eso la tensión subió un par de puntos y empezaron a volar las patadas de unos y otros. Fue una prórroga violenta, pero los de Menotti impusieron su fútbol y, liderados por Kempes, consiguieron su primera Copa del Mundo. El ‘matador’, máximo realizador de la competición, hizo el 2-1 y Bertoni puso la puntilla con el 3-1. Países Bajos terminó muy molesta con el arbitraje del italiano Gonella y de sus asistentes Barreto y Linemayr, quien curiosamente un año antes había pitado la vuelta de la final de UEFA entre Athletic y Juventus en San Mamés. No acabaron muy contentos tampoco los leones entonces. Por todo lo vivido en el Monumental, la ‘Oranje’ no se quedó a presenciar la entrega de la copa ni a recoger el trofeo que les acreditaba como subcampeones.

La mentira de que de los subcampeones no se acuerda nadie
Bergkamp ajustició a Argentina en los cuartos de Francia 98 con un auténtico golazo

Fue el comienzo de la leyenda de la ‘Naranja Mecánica’ y el segundo palo seguido. Y es que cuatro años había perdido otra final de un Mundial, también en casa del anfitrión. Su verdugo en 1974 fue Alemania a pesar de que golpeó muy pronto en Múnich. Neeskens transformó un penalti a los dos minutos cometido por Vogts sobre Cruyff sin que la ‘Mannschaft’ hubiera tocado aún la pelota. Eso sí, aquí no vieron tan de cerca el título, ya que para el descanso ya habían remontado los locales gracias a Breitner y Müller. Tuvo sus curvas el caminar de Países Bajos en aquella edición. Para empezar por la rivalidad existente entre los jugadores del Feyenoord y del Ajax. En su concentración se recibieron anónimos amenazando con secuestrar a Cruyff, lo que obligó a aumentar la vigilancia policial. De cara a reducir esa tensión y hacerlo todo más normal, se permitió el acceso de las parejas a la residencia de los jugadores. Y los resultados fueron llegando.

“Afortunadamente se consideró que una sexualidad normal relaja el ánimo, tranquiliza las tensiones y la condición atlética no se resiente. Y la nostalgia de la esposa y los hijos son factores negativos en las concentraciones”, confesó Cruyff años más tarde, al igual que le quedó la espinita por lo realizado frente a Alemania: “La final no debimos perderla jamás. Tan temprana ventaja nos desequilibró porque no esperábamos superarles tan fácilmente, tuvimos una sensación de vértigo, nos volvimos conservadores. Jamás habíamos sido tan timoratos, caímos en el espejismo de creernos campeones del mundo. Cambiar nuestro sistema táctico nos desquició”.

La mentira de que de los subcampeones no se acuerda nadie
Romero decidió parando dos penaltis la última vez que cruzaron sus caminos FOTO: REUTERS

Países Bajos tuvo una reentrada muy destacada en la Copa del Mundo con las finales alcanzadas en el 74 y en el 78, pensando sobre todo en que no participaba en el torneo desde 1938. Y luego faltaron de nuevo a las citas de 1982 y 1986. Es como si no tuviera término medio. Semifinalista en Francia 98, ausente en Corea y Japón 02, octavos en Alemania 06, finalista en Sudáfrica 10, semifinalista en Brasil 14 y ausente en Rusia 18. La tercera final perdida para la ‘Oranje’ fue la primera estrella para España. No cayó contra el anfitrión, pero sí frente a una de las mejores selecciones de todos los tiempos. Si el palo de Rensenbrink pudo virar su historia en el 78, en Johannesburgo fue Casillas el que se cruzó en su camino con la milagrosa intervención ante Robben. Luego decidiría Iniesta en la prórroga.

Argentina campeonó en 1978 y se vengó de la abultada sufrida en 1974. Allí Países Bajos se impuso 4-0 en la primera jornada de la segunda liguilla con los tantos de Cruyff (2), Krol y Rep. Tras la final de Buenos Aires no se cruzaron en un Mundial hasta los cuartos de 1998 en otro compromiso que ha quedado en el recuerdo. Bergkamp selló el 2-1 europeo en el último minuto con uno de los mejores goles de la historia de la competición. Frank de Boer le metió un pase de 60 metros, pinchó el balón, rompió a Ayala y superó a Roa con el exterior. Países Bajos y Argentina coincidieron en la fase de grupos en 2006, empataron en su partido (0-0) y avanzaron las dos, y repitieron en las semifinales de 2014. Tampoco hubo goles pese a que Robben pudo evitar la prórroga y Palacio, los penaltis. Todo se decidió desde los once metros. Romero le detuvo los lanzamientos a Vlaar y a Sneijder y la Albiceleste no perdonó ni uno. ¿Habrá venganza en Qatar para la ‘Oranje’? ¿Será este Mundial cuando se vista la primera estrella?

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