Williams quiere cobrarse una vieja revancha

Ghana y Uruguay se vuelven a ver las caras después de la mano milagrosa de Luis Suárez en 2010 que privó a las Black Stars de ser la primera selección africana en llegar a las semifinales de un Mundial 

Una de las cosas mágicas del fútbol es que tiende a conceder segundas oportunidades. Caprichos del destino. Ghana y Uruguay se miden hoy por una plaza en octavos, aunque el duelo también podría tener un doble damnificado y que se marcharan los dos a casa para alegría de Corea del Sur. Si los africanos se imponen, avanzan. Si lo hacen los charrúas, necesitan que los asiáticos no ganen a Portugal o, si lo hacen, mejorar su diferencia general de goles. Y si hay tablas en el Al-Janoub Stadium pasará Ghana salvo que Corea derrote por dos o más tantos a la selección lusa.

Esto es el presente, sin embargo el pasado también llama a la puerta del Ghana-Uruguay. Para las ‘Black Stars’ supondrá la oportunidad de tomarse cierta revancha de lo sucedido en 2010. Uno de los KO más dolorosos que ha deparado la historia de la Copa del Mundo. Luis Suárez evitó el gol africano en el último minuto de la prórroga con una mano salvadora sobre la línea, Asamoah Gyan falló desde los once metros, el encuentro se fue a los penaltis y Uruguay cantó victoria. Lo de hoy no será lo mismo para Ghana porque aquello era un cruce de cuartos, pero al menos podrá sacarse una espinita.

Williams quiere cobrarse una vieja revancha
Momento en el que Suárez sacó la mano para evitar el gol de Adiyiah FOTO: EFE

Fue un daño emocional inmenso, una herida que todavía no ha cicatrizado, muy cruel todo. Además de lo significativo que hubiese sido para el continente negro. La primera vez que África acogía el principal torneo de selecciones del planeta y una de sus selecciones podía romper el techo histórico de cuartos. Camerún fue la pionera en 1990 tras imponerse a Argentina en la inauguración, sin embargo la suerte de los penaltis también le fue esquiva frente a Inglaterra. Senegal repitió la fórmula en 2002 sometiendo a Francia primero y se quedó fuera ante Turquía debido a un gol de oro. Ghana, en su segundo Mundial, fue la tercera, pero tampoco pudo alcanzar las semifinales.

2 de julio de 2010. Soccer City de Johannesburgo, el estadio que acogería la final en Sudáfrica nueve días más tarde. Muntari adelantó a Ghana en el descuento del primer tiempo con un chut lejanísimo. Muslera dio un paseo a su derecha, el balón hizo un efecto hacia el lado contrario y se fue a la red. Forlán, nombrado mejor jugador del torneo, igualó en el 55’ con un libre directo desde el vértice del área en el que buscó sorprender a Kingson y lo hizo. Repetimos. El portero dio un paso a la derecha, el cuero hizo otro extraño y dentro.

No se movió el marcador llegado el minuto 90, tampoco en el 119… y llegó una falta lateral favorable a Ghana. Se armó el barullo. Appiah, a tres metros de la raya de gol y sin portero, estrelló la pelota contra Suárez, que estaba allí por si llegaba el milagro. La volvieron a tener los africanos en un cabezazo de Adiyiah. Muslera seguía descolocado, Fucile estiró la mano aunque no llegó y Luis Suárez hizo la parada de su vida porque era la eliminación de Uruguay. Penalti y roja directa. Hizo lo que tenía que hacer, darle una vida extra a los suyos. Se marchó llorando, se veía fuera del Mundial.

Williams quiere cobrarse una vieja revancha
Gyan reconoció que se quedó en shock después de fallar el penalti en el 120 FOTO: REUTERS

Pero Gyan debía acertar para sellar el histórico billete de Ghana para las semifinales. El entonces jugador del Rennes y capitán de la selección había anotado dos penaltis ante Serbia y Australia en la fase de grupos, precisamente las dos únicas dianas de las ‘Black Stars’. Al larguero y fuera. El árbitro pitó inmediatamente el final del choque, decidirían los penaltis. El llanto de Suárez mutó en alegría desbocada, Uruguay seguía viva. Gyan lanzó 40 penas máximas a lo largo de su carrera, solo falló 4.

Los lanzamientos se sucedieron sin fallo hasta el tercer turno de Ghana, Gyan sí acertó esta vez. El que no lo hizo fue Mensah, al que Muslera le adivinó la intención. Los africanos volvieron a creer con el error de Maxi Pereira, sin embargo duró poco la esperanza. Adiyiah tuvo una doble pena, también marró su ejecución. Llegó el momento de Sebastián Abreu, con el 13 a la espalda. Le llaman loco por algo y se marcó un panenka que puso el corazón en un puño a todo el país. Convirtió y metió a Uruguay en unas semifinales que no pisaba desde 1970. Suárez, eso sí, no pudo alistarse. Se sacrificó por un bien mayor. Había merecido la pena.

“Ahora la mano de Dios es mía”, apuntó Suárez a la conclusión. Con el paso del tiempo, Abreu explicó por qué optó por ese tipo de lanzamiento. No fue casualidad, lo fue madurando desde que llegó al círculo central y comenzó la tanda. “Analicé al arquero. Vi que se lanzaba antes de que el rematador llegara a la pelota y, teniendo en cuenta que era un penal que significaba un pase a semifinales, intuí que era difícil que se fuera a quedar parado. Por la misma adrenalina se iba a inclinar para un lado. Lo tiré con confianza y, gracias a Dios, pudimos festejar”, manifestó el delantero en una entrevista concedida a FIFA.

Williams quiere cobrarse una vieja revancha
Abreu convirtió de Panenka la pena máxima decisiva en la tanda FOTO: FEDERACIÓN URUGUAY

El recuerdo ghanés dista mucho de lo que guardan en la memoria los charrúas. “Cuando el sorteo emparejó a Uruguay en el grupo de Ghana, la única cosa que se me pasó por la cabeza era la revancha”, dijo Gyan en la BBC. Se encuentra sin equipo desde hace un año y las lesiones le llevan martirizando desde tiempo atrás, pese a todo, hizo un intento de recuperarse para estar presente en Qatar. Él mismo alimentó la posibilidad de regresar con las ‘Black Stars’: “No he anunciado mi retiro, cualquier cosa puede pasar. Roger Milla volvió para jugar una Copa del Mundo con Camerún en 1994”. Otto Addo no le incluyó en la lista y el máximo goleador histórico de Ghana comenta los encuentros del Mundial para la televisión inglesa.

Necesitaba redimirse porque aquel penalti aún ronda su cabeza. Reconoció haber quedado en “shock” tras el error. “Ese partido lo jugamos bien. Éramos los únicos africanos que estábamos en competición y al fallar ese penalti pensé que les fallaba a todos los africanos. En la calle, incluso la gente que no sabe de fútbol, me señala como ‘el que falló el penalti’”, dijo en una entrevista en El Enganche. También relató que su madre, “antes de morir”, le pidió que no lanzara más penas máximas con Ghana: “Después de aquel Mundial chuté uno más y también lo fallé en la Copa de África (en semifinales contra Zambia). Ahí le prometí que no iba a chutar más, por eso tengo que cumplir mi promesa, para que descanse en paz”. Gyan sí lanzó otro penalti en julio de 2017, en un amistoso contra Estados Unidos. Tampoco fue dentro. El de Accra ha repasado la pena máxima del Soccer City “mil veces”. Fue, sin lugar a duda, “uno de los momentos más difíciles” en su carrera. Aunque le sacó una parte positiva: “Me hizo muy famoso, de una manera diferente, pero lo conseguí. Gracias a ese penalti conocí a Mandela, que incluso sabía mi nombre”.

André Ayew es el único integrante de la Ghana de 2010 que está en Qatar. Ese día vio el encuentro desde el banquillo, ahora luce el brazalete de capitán. Tanto él como Addo han dejado que lo de esta tarde no será una vendetta: “Solo quiero pasar a la siguiente fase de esta Copa del Mundo. No es una revancha, iremos con la misma determinación y las mismas ganas de ganar porque queremos llegar a la siguiente ronda. No creo que Ghana haya perdonado a Suárez, pero es fútbol”.

Resulta lógico que los protagonistas quieran huir de ese calificativo. Sin embargo, el pueblo ghanés lo tiene muy presente. Querrán pasar a octavos ante todo, pero si puede ser a costa de Uruguay, mejor que mejor. Williams, que tenía 16 años recién cumplidos y aún estaba en el Pamplona cuando se celebró el compromiso, no está teniendo una participación muy activa en Qatar, básicamente porque apenas le buscan al espacio. Lo que está claro es que se encuentra ante una oportunidad de oro para ganarse aún más el cariño de la gente de Ghana.

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