El único futbolista que ha marcado gol en un Mundial con dos selecciones diferentes

El honor le corresponde a Prosinecki, que vio puerta en 1990 defendiendo a Yugoslavia y repitió en 1998 en una Croacia que fue tercera en su debut tras lograr la independencia 

El primer billete para la gran final se pone en juego. Lo que podía haber sido un Argentina-Brasil épico lo estropearon unos tipos croatas con ganas de batalla que se aferran a los partidos con la misma esperanza, entereza y garra que lo hace Jason Statham cada vez que se entera de que han secuestrado a alguien de su familia. Que no son pocas veces. Pero la tropa de Zlatko Dalic se lo ha ganado a pulso. Esa gente tiene un idilio con los Mundiales, el sexto para el que se clasifican en su corta vida y las terceras semifinales que pisan. Bronce en 1998, plata en 2018… ¿a lo más alto ahora?

Como dijeron en El Club en Gol Mundial (que no se acabe nunca ese consultorio entre Jose Sanchis y Axel Torres) es la Uruguay europea. Un país que no llega a los 4 millones de habitantes con tropecientos futbolistas de calidad y, sobre todo, con un gen competitivo bárbaro. No se explica de otra manera que en la anterior Copa del Mundo pasase por dos tandas y otra prórroga para llegar a la final y que en el presente haya ganado los dos cruces en los penaltis.

El único futbolista que ha marcado gol en un Mundial con dos selecciones diferentes
Croacia celebra la tercera plaza obtenido en su primera participación en un Mundial FOTO: GETTY

Atento a lo que suceda en Lusail estará Robert Prosinecki, lo verá con ojos especiales. Quizá de revancha. El ídolo croata se ha topado dos veces con Argentina en un Mundial y en ambas salió derrotado. Defendiendo a Yugoslavia en 1990 y con Croacia en 1998. La dolorosa fue la primera porque supuso el KO en cuartos. La de Francia fue anecdótica, puesto que era en la fase de grupos, pasaron los dos conjuntos y finalmente Croacia alcanzó las semifinales y la albiceleste se despidió en cuartos. Una particularidad nada habitual la de Prosinecki. Pocos jugadores pueden presumir de haber participado en el mayor torneo de selecciones del globo con distintas camisetas. Aunque hay más y es que es el único que ha marcado un gol en dos Copas del Mundo con dos selecciones diferentes.

De padre croata y madre serbia, pero Prosinecki nació en Alemania (Schwenningen) y allí permaneció hasta los 10 años. Disputó tres Mundiales. El de 1990 con Yugoslavia y los de 1998 y 2002 con el bloque ajedrezado. Un lapso en el que el mapa de Europa cambió por completo. Croacia obtuvo su independencia en octubre de 1991 y un año después sería admitida por UEFA y FIFA para tomar parte en sus competiciones. Volvamos al gol de Prosinecki. Hizo el definitivo 4-1 a Emiratos Árabes en la primera fase de Italia, en el último minuto, con una vaselina y dosis de suerte. Yugoslavia apeó a España en octavos y luego hincó la rodilla en los penaltis con Argentina. El ídolo croata fue titular, completó el encuentro e incluso transformó su lanzamiento en la tanda. Suker y Jarni también estuvieron presentes, pero en el banquillo. Aún era prematuro para ambos.

Para explicar el éxito de Croacia en 1998 hay que remontarse a 1987, al título conseguido por Yugoslavia en el Mundial sub’20 de Chile. Aquello fue el germen del combinado balcánico que irrumpiría con fuerza en su estreno en Francia. Estaban Boban, Suker, Stimac, Jarni y un Prosinecki que se llevó el Balón de Oro como mejor futbolista del torneo. Se movía en la media punta y tener por delante a Suker y a Mijatovic era una garantía de éxito. Yugoslavia se cargó a Brasil en cuartos con protagonismo estelar para Prosinecki: hizo el 2-1 en el último minuto. En semifinales pudo con Alemania (RDA) y en la final superó a la otra Alemania (RFA) en los penaltis.

El único futbolista que ha marcado gol en un Mundial con dos selecciones diferentes
Prosinecki fue nombrado Balón de Oro en el Mundial sub'20 de 1989 jugando con Yugoslavia

Croacia se fogueó en la Eurocopa de 1996, en la que cedió en cuartos con Alemania, y su estreno en el Mundial le llegó en el 1998. Le costó sacar el pasaporte para Francia. Se metió in extremis en el playoff de la fase de clasificación y allí superó a Ucrania, otro país de nuevo cuño. A estas alturas, Prosinecki ya había dado carpetazo a su etapa en la Liga y defendía nuevamente los colores del Dinamo de Zagreb. El de Schwenningen anotó en el debut mundialista de los croatas, frente a Jamaica. No tuvo el honor de ser el primero, se le adelantó Stanic, pero lo hizo en segundo lugar. Con un centro chut con la izquierda, similar a lo que había realizado Goikoetxea cuatro años antes, aunque con más intención.

Era un grupo que llevaba la L incorporada, puesto que también eran nóveles la propia Jamaica y Japón. Argentina era la única con experiencia en un Mundial y derrotó a los entonces dirigidos por Blazevic en la tercera jornada de la fase de grupos cuando se disputaban la primera posición. Decidió una solitaria diana de Pineda. Prosinecki fue titular, jugó 67 minutos y no volvería a participar hasta la semifinal con Francia, cuando entró a la desesperada en el último tramo. Eso sí, volvió a marcar en la lucha por el tercer puesto frente a Países Bajos. Prosinecki, que sería asistente de Slaven Bilic entre 2006 y 2010 en Croacia, fue citado para la edición de 2002. Allí su concurso sería testimonial. Salió en la fotografía inicial del estreno ante México, sin embargo fue relevado en el descanso y no pisó más el verde. Los ajedrezados cayeron a las primeras de cambio.

Ídolo absoluto en Croacia, pero España guarda una imagen difusa de Prosinecki. Caricaturesca de podría decir, más cercana a estrella caída que otra cosa debido a su fama de fiestero. Con todo, su currículum es para tenerlo muy en consideración. Se formó en el Dinamo de Zagreb, cuando aún era Yugoslavia, y después pasó al Estrella Roja, con el que ganó la Copa de Europa en 1991. Su proyección y las hostilidades desatadas en su tierra le llevaron a hacer las maletas y puso rumbo a España. Fichó por el Real Madrid y nunca terminó de despuntar. Las lesiones le llevaron por la calle de la amargura, solo pudo participar en tres partidos en su primer curso en el Bernabéu. Seguro que las Guerras de los Balcanes que se sucedieron en los noventa tampoco ayudaron a que tuviera la cabeza en su sitio. Prosinecki desfiló por Oviedo, Barcelona y cerró su ciclo en la Liga con un descenso con el Sevilla en 1997. Aquí no se asentó a pesar de su calidad, sin embargo en Croacia es un héroe. Y su nombre aparece con letras de oro en el Guinness de los Mundiales.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Por qué Estados Unidos 1994 es el mejor Mundial de la historia

El “tongo” en el Alemania-Austria que provocó la unificación de horarios

El origen de todo y una odisea de dos semanas en barco con la copa a bordo para llegar a Uruguay